Según el último parte del Vaticano, tuvo un broncoespasmo que no afectó a otros órganos. Tras pasar una noche tranquila, el papa se despertó, desayunó, tomó un café y se dedicó a leer los periódicos, añadieron las fuentes, que insistieron en que, sin embargo, su cuadro clínico sigue siendo complejo y su pronóstico, reservado.