Por Héctor Edgardo Nocetti Gamboa - La etimología de la palabra EQUILIBRIO la hace provenir de un concepto de igualdad, un principio ligada a la identidad de peso físico (“equi”) el prefijo latino (usado también en términos como “Equidistancia” o “Equidad”) en este caso unido al sufijo “Librio” refiere al concepto ya expresado de la “Equivalencia” que (sumada a otros vocablos de ahí derivados), registran por ejemplo, los dos platillos de una balanza: uno de ellos conteniendo las “pesas” y el otro el objeto del cual se propone determinar su “peso”.
Es que “libra” tradicionalmente (y todavía sigue siendo usada en algunas actividades) es una medida de peso; de la cual deriva, por ejemplo, la unidad monetaria inglesa de mayor valor; pero su nombre proviene del latín.-
No obstante la antigüedad etimológica del antecedente, según los archivos informáticos, recién en el siglo XVII se habría comenzado a utilizar el vocablo de referencia uniendo ambas raíces de la lengua Romana.-
Para dejar de dar rodeos; tengo que adentrarme en que más allá de diversos significados o definiciones un tanto ambiguas: el concepto de EQUILIBRIO, en las aplicaciones puntuales de su relación con singulares aspectos; determina casi siempre un marcado sentido de positividad.-
A veces muy útil, en otras aplicaciones necesario y hasta, en muchos casos, indispensable, su ausencia pasa a ser un problema “de peso” (valga la redundancia).-
Así lo es en organismos vitales (anatomía humana, o biología botánica o zoológica) donde la imperiosidad de ese EQUILIBRIO tiene que ver con la vida y, al menos, con la salud. En esta materia el desequilibrio definitivamente enferma o mata.
En la vida comunitaria, social, política; local, regional o nacional; no tengo que detenerme demasiado para explicar cómo “EL EQUILIBRIO” es un ingrediente nada desdeñable para la paz y convivencia de esas agrupaciones humanas.-
Tampoco en las ciencias exactas, como ocurre en aritmética, geometría, física o química o en las bellas artes no deja de ser un factor más que ponderable. Sin que entonces se usara todavía esta bella palabra; incluso Arquímedes (el sabio greco-siciliano de la ciudad de Siracusa, tres siglos al menos, antes de Cristo) tuvo en cuenta esta noción esencial de la realidad, en muchos de sus descubrimientos; incluso el poder formidable de la “palanca”. Aunque no usó la “mágica” palabra a la que hacemos referencia en el presente artículo.-
También al recordar nuestro aprendizaje de andar en bicicleta sin rueditas (o sobre patines) nos trae enseguida a la mente la palabra “EQUILIBRIO”.-
Ni que decir de la economía; aunque muchos pretenden aplicar sus conceptos dejando de lado precisamente el perfil humano. Es un elemento fundamental; al menos así lo veo yo, para fundar en el los grandes consensos y porque no? su derivación en las políticas de estado.
Incluso las poblaciones primitivas aunque le llamaban mitos o tradiciones lo tenían totalmente asumido, como lo tenían fuertemente con la naturaleza y el EQUILIBRIO ecológico. En el otro extremo cronológico, si se quiere los países de mejor desarrollo humano en la modernidad (Islandia, Irlanda, Suecia, Dinamarca, Canadá, Suiza, Finlandia, Noruega, Austria, Países Bajos, por ejemplo) no lo descuidan para nada.
En los países Nórdicos incluso existen pueblos originarios (Los Lapones) y también, entre respeto a la diversidad y a la integración racionalmente necesaria. A la vez, como ocurre con los Esquimales y otros Indianos canadienses (o con los Maoríes Neocelandeses) se ha mostrado una voluntad de quienes gobiernan (acompañados, sin duda por el sentir, de la población) de no tener como marginados a sus más arraigados habitantes.-
Volviendo a la conformación de auténticas Políticas de Estado: Esas reglas tendientes a perdurar no pueden sino tener el aval del conjunto o de sanas y auténticas mayorías con sentido amplio de convivencia.
¿Podremos llegar a eso los argentinos? ¡Ojo! que en nuestra propia región latinoamericana nos están ganando.
¿No habrá sido la falta de integración humana y humanitaria la causa principal de no ser sostenible en el tiempo que la potencia ya más que centenaria a la cual habría llegado nuestro país según nos cuentan? .
¿Será que los soldados de Malvinas o antes los de Belgrano, San Martín, Güemes o los Defensores de las tierras guaraníes vinieron todos de los Barcos o eran todos hijos de inmigrantes?
El que sí lo era, por ejemplo, fue el famoso Teniente Gral., Leopoldo Fortunato Galtieri; proveniente de inmigrantes en una primera generación; hizo sin arriesgar mayormente su propia vida; una extraordinaria carrera militar siempre ascendente y presuntamente exitosa.-
Mejor entonces, seguir llamando al 12 de Octubre “Dia de la Diversidad Cultural” y no el ambiguo y frecuentemente mal interpretado “Dia de la Raza”.-
Como otros países de nuestro continente que honran su origen autóctono.
Así por ejemplo México, con su homenaje a las “Tres Culturas”.-
Y más que ningún otro, quienes representan al Estado por ser sus gobernantes cuando se manifiestan como tales deben recordar siempre que deben, dicen y juran “gobernar para todos”.-
Y así evitar lastimar, herir o contrariar (más todavía abstenerse de insultar, agraviar) a quienes, en cuestiones muy puntuales y sagradas, pueden pensar distinto o estar en diferentes circunstancias genéticas, históricas o ideológicas y no por eso ser necesariamente “imbéciles”, fea palabra si recurrimos al diccionario de la real academia española o del mismo lunfardo. Peor cuando entre los “imbéciles” podrían estar quienes sí o quienes no los votaron y todo un país que no puede seguir yendo de una banquina a la otra y tal vez necesite una buena cuota de moderación y entendimiento reciproco.-
Y tal vez todo esto adquiere singular importancia si tomamos en cuenta la historia más o menos reciente donde fuimos llevados con toda soberbia y desaprensión desde el proteccionismo al libre cambio y viceversa cambiamos desde cotizaciones bajas a muy altas de nuestra moneda o tipo de cambio.-
Así mismo estatizamos y privatizamos como si fuera tan fácil dejando enormes heridas y desempleos sin poder vencer a la corrupción de una u otra forma. Y esto no solamente en lo económico; ni qué decir lo humano ni una aplicación equitativa ni univoca de las leyes que garantizan la convivencia. Donde además los genocidios y etnocidios no son un episodio singular de la historia y no se puede seguir victimizando ni a uno ni a otros; ni siquiera con el menosprecio. Como alguien decía “lo dejamos ahí”.-