En febrero de 1945 antes de que finalizara la segunda guerra mundial y con una Alemania francamente debilitada, se produce la conferencia de Yalta donde Losif Stalin (URSS) Winston Churchill (Gran Bretaña) y Franklin Roosevelt (EEUU) se reúnen para acordar cómo sería el nuevo orden político y económico mundial. Así el mundo quedaría conformado un bloque capitalista occidental comandado por EEUU y uno oriental comunista comandado por la URSS. En palabras de Winston Churchill “desde Stettin el mar Báltico a Trieste en el mar Adriático acaba de caer una cortina de hierro”, esto no era solamente una barrera física que dividía a Europa en dos, sino que representaba una forma ideológica, política y económica de entender el mundo. Luego de la guerra Alemania quedaría ocupada por EEUU, Francia y Gran Bretaña del lado occidental y por la URSS del lado oriental. En agosto de 1961 se instala una barrera con alambres y poco tiempo después comienza a construirse el muro que dividiría a Berlín en dos. De esta forma en la parte occidental se conformaría la República Federal de Alemania y en la oriental la República Democrática de Alemania. Esto sería así hasta que la crisis económica y social que se vivía en 1989 en Alemania del este hizo insostenible el régimen.

Durante 28 años y a pesar del muro de 45 km custodiado por alambradas, minas y soldados, alrededor de 5000 personas lograron cruzar y otras 140 perecieron en el intento. Las personas escapaban no solamente para encontrarse con familiares y amigos, sino que lo hacían hacia democracias liberales que les prometían libertades civiles y progreso económico. Al año siguiente Alemania quedaría formalmente reunificada y un año más tarde en 1991 impresionaría la URSS. Esto en palabras de Fukuyama sería “el fin de la historia”, el triunfo absoluto del capitalismo.

La Democracia liberal y el ciclo económico capitalista que se inició con la reconstrucción de la Europa de postguerra y que se consolidó con las políticas keynesianas, fueron las que consiguieron el estado de bienestar del cual gozó el mundo occidental hasta fines de las décadas del 70. Con la llegada de Ronald Reagan a la presidencia de los EEUU y Margaret Thatcher a la de Gran Bretaña el capitalismo comienza a poner en práctica el neoliberalismo, una filosofía que promete la felicidad a través del individualismo y de la economía de libre mercado. Hoy a poco más de 3 décadas después, el estado de bienestar parece solo un nostálgico recuerdo, el capitalismo financiero globalizado e injusto concentra la riqueza en pocas manos como nunca antes lo había hecho en su historia. En la actualidad no solamente EEUU ha perdido su hegemonía mundial, sino que son las propias democracias liberales las que crujen. En este escenario donde la población vive inmersa en una gran incertidumbre la ultraderecha ha copado la agenda. En Argentina a 40 años de vuelta a la democracia, debemos elegir entre MEJORAR la igualdad de oportunidades, la educación, la salud, el trabajo, la justicia social y la democracia misma; o las propuestas de Javier Miley, auto definido profeta del anarco capitalismo, con intenciones explícitas de suprimir derechos constitucionales y de entregar cuestiones claves del Estado a las reglas del mercado, el candidato derechista parece reunir lo peor de lo antidemocrático del comunismo con lo más injusto del capitalismo libre mercado. Estas son las dos opciones, pues queridos compatriotas “ya no hay muros que saltar”.