Nota lograda por la periodista Cynthia Casco para el diario El Litoral en 2013

Don Jorge aprendió a pescar con su padre Nicolás Vilas, quien junto a un grupo de amigos fundó el club de pescadores de Goya. Ese legado sumado a su interés por la actividad deportiva, lo consagró dos veces ganador de la Fiesta Nacional del Surubí: primero por obtener la pieza mayor de 22,600 kilogramos y la segunda, como campeón por capturar la mayor cantidad de ejemplares junto a Horacio López Boeri. En su memoria atesora otras competencias en las que no sólo recibió distinciones sino también innumerables buenos momentos compartidos con otros amantes de esta actividad.

El paisaje de su Goya “porá” fue el escenario en el que nació, creció y formó su propia familia. Pero la crisis del 2001 provocó que sus hijos y nietos partieran rumbo a España. “Me fui con ellos porque quería seguir junto a ellos. Y la verdad es que eso me permitió conocer muchos lugares de Europa y aprender sobre su cultura”, contó Jorge Vilas a El Litoral. Sin embargo, cada uno o dos años, volvía a su terruño para la Fiesta Nacional del Surubí. “Cada vez se me hacía más difícil volver, venía para acá y ya no me quería ir más”, señaló. Tantos recuerdos, tantos años vividos bajo el cielo correntino, derivaban en una profunda nostalgia. “Creo que no es aconsejable emigrar cuando ya sos mayor. Siempre extrañás y querés volver”, argumentó.

“Por eso, ahora sólo voy a España 30 ó 60 días como máximo en el año y el resto del tiempo estoy acá”, indicó Jorge, quien se compró una embarcación con la que va a pescar con un grupo al que él cataloga como amigos. “Son mis primos en realidad, pero para mí primero son mis amigos”, definió. Aunque aclaró que “por supuesto ahora lo hago con otros tipos de modalidades de pesca, como el spinning”.

Cambió las formas, pero conserva esa predilección que le permitió ganar el premio a la pieza mayor en 1970 durante la Fiesta Nacional del Surubí. “Saqué un ejemplar de 22,600 kilogramos”, precisó y destacó que “en ese momento, los pescados eran colgados en gancheras pero hace ya varios años que existe una conciencia conservacionista de nuestros recursos ícticos y por eso la pesca es con devolución”.

A ese galardón se sumó otro en 1980, el cual fue especial porque capturando la mayor cantidad de piezas, se consagró campeón del concurso junto a un amigo que recuerda con emoción: Horacio López Boeri. Era él su compañero de pesca y con quien también en el ‘70 tras ganar la competencia a nivel provincial fueron en representación de la Federación Correntina de Pesca (Fecope) a participar del Torneo de Pesca del Dorado en Isla del Cerrito (Chaco). “En la competencia de la mañana obtuvimos el primer premio y a la tarde, el segundo lugar. Nuestro timonel fue Piním Palma”, mencionó Don Jorge Vilas.

Sin techo

Al hablar sobre la Fiesta Nacional del Surubí recordó cómo fueron sus inicios. “A principios de la década del ‘60 era un concurso cuya organización se alternaba, un año estaba a cargo del Club de Pesca y Caza ‘Doña Goya’ y el siguiente del Club Náutico Goya”, explicó Vilas.

Como la competencia era más local, por lo general, no había más de 40 embarcaciones, pero con el paso de los años comenzaron a ser parte del concurso, pescadores de Esquina, Corrientes, Reconquista y otras localidades vecinas.

“Hasta que en el ‘69, el entonces intendente Antonio Villareal nos convocó a los presidentes de los distintos clubes para organizar la fiesta, aunque ya como instancia nacional. Categoría que habían logrado oficializar después de una serie de trámites ante organismos de Nación. Y en ese mismo año surgió la Comisión Municipal de Pesca (Comupe), que estaba conformada por directivos de distintos clubes”, señaló Vilas, quien en ese momento presidía el Club Náutico y Pesca de Goya. Ejerció ese cargo durante dos períodos consecutivos.

Como dirigente, pero especialmente como pescador, Vilas fue parte del concurso. “En un momento, muchos creímos que el evento llegó al tope de su crecimiento, pero nos equivocamos”, aseguró Don Jorge, quien remarcó que se siente orgulloso de ser parte de un evento que no para de crecer.